Llegada a San Francisco: el inicio de la aventura

Mi viaje comenzó con una excelente llegada a San Francisco. Desde el aeropuerto ya podía notar que algo grande se avecinaba: personas con chamarras, gorras y mochilas con el icónico logo de Trailblazer se cruzaban por todas partes. Era claro que TDX no era un evento cualquiera, y que estaba reuniendo a apasionados del ecosistema Salesforce de todo el mundo.

Llegué un martes, un día antes del inicio oficial del evento, lo que nos dio tiempo para aclimatarnos y dar un primer vistazo al Moscone West Convention Center, sede del evento. Junto con mi equipo de Orange Digital CX, caminamos por las calles de la ciudad hasta llegar al recinto, donde ya podías intercambiar tu pase digital por el gafete oficial. Luego de recogerlo, aprovechamos para explorar San Francisco y disfrutar de una buena pizza antes de descansar. Sabíamos que al día siguiente nos esperaba una jornada intensa y emocionante.

Día del evento: aprendizaje, tecnología y comunidad Trailblazer

El miércoles llegó y la emoción era evidente. Desde muy temprano llegamos al recinto, donde una cálida bienvenida nos esperaba: café, panecillos y un ambiente que combinaba lo profesional con lo festivo. Energizados, comenzamos con nuestra primera sesión sobre Agentforce, y desde el primer momento supe que esta no sería una experiencia cualquiera.

Las sesiones eran prácticas, enfocadas y diseñadas para mantener tu atención al máximo. En cuestión de minutos ya estábamos reforzando habilidades para configurar agentes y entendiendo cómo esta tecnología puede marcar la diferencia para nuestros clientes en Orange Digital CX.

Tras varias sesiones enriquecedoras, nos dirigimos al auditorio principal para presenciar el Main Keynote de TDX. Fue ahí cuando me cayó el veinte: llevo casi un año dentro del ecosistema Salesforce, y sin embargo, estar ahí presente, ver a Matthew McConaughey en el video de apertura, escuchar a oradores de talla mundial y presenciar la calidad de producción... me hizo dimensionar verdaderamente la magnitud e impacto de esta compañía.

El Quest y la magia de la comunidad

Uno de los momentos más divertidos y enriquecedores fue participar en el TDX Quest, una serie de actividades interactivas diseñadas para ponerte a prueba y empujarte a explorar diferentes espacios del evento. Completamos todos los desafíos con éxito, lo que nos permitió canjear premios, pero más allá de eso, fue una gran forma de vivir el evento de manera activa, aprender haciendo, y pasarla increíble en equipo.

Además, tuve la oportunidad de asistir a una charla muy especial con Trailblazers latinoamericanos, donde mi compañero Rodrigo Santander fue uno de los que intervinieron. Esta sesión fue profundamente inspiradora: conocí colegas de distintos países, compartimos ideas, aprendizajes y también intercambiamos perfiles de LinkedIn para seguir colaborando. Esa sensación de comunidad global con corazón latino fue una de las joyas inesperadas del evento.

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Conclusión

Una experiencia que marca un antes y un después

TDX superó todas mis expectativas. Fue una experiencia inmersiva, desafiante, emocionante y profundamente humana. Vivir por primera vez un evento Salesforce de esta magnitud me dejó no solo aprendizajes técnicos, sino conexiones y memorias que se quedarán conmigo.

Ha sido, sin duda, mi mejor experiencia en el entorno tecnológico hasta ahora. Y si esto fue TDX... ¡no puedo esperar a vivir un Dreamforce!

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